Dietas cetogénicas (keto), ayuno intermitente, veganismo, vegetarianismo, pesquetarianismo, días detox o cheat-meals, son términos con los que cada vez más personas se sienten familiarizados. Sin embargo, en un afán de buscar estilos de vida saludables, olvidamos que una sola talla no les queda a todos, que nuestros cuerpos son diferentes y que poco revisamos nuestra propia relación con la comida.
La relación con la comida y las dietas restrictivas
El no tener claro cómo vemos la comida, pensar que los carbohidratos son nuestros enemigos o estar contando calorías, migrar de ser omnívoro a vegano de un día a otro, tomar batidos que prometen “quitar la panza” en una semana, no son hábitos saludables. Es importante que revises la relación que llevas con la comida y por qué debes consultar con un experto y no gente con cursos, sobre qué es mejor para ti.
El 95% de las personas realizando la dieta en auge, ganará el peso perdido en los próximos 2 meses ¿por qué? Porque, en general, la mayoría de las dietas implican algún tipo de restricción y, en una buena alimentación y relación sana con la comida, hay un lugar para todos los macronutrientes.
Las personas que fallan en las dietas y migran de una a otra para perder peso, tienden a desarrollar un pensamiento de blanco o negro, es decir, “si logré bajar de peso, cumplí mi objetivo” o por el contrario “no lo logré, fallé”.
Esta actitud empieza a generar un juez interno que se hace más grande y severo. Así mismo, las personas que hacen dietas olvidan que se generan cambios neurológicos que hacen que aquello que se está restringiendo sea más apetecible.

¿Estilo de vida saludable o trastorno alimenticio?
Los trastornos alimenticios son muy escurridizos y les fascina disfrazarse de “estilo de vida saludable”. Especialmente en las mujeres quienes tienen mayor predisposición hacia patrones alimenticios más rígidos y no muy saludables, para cumplir expectativas de las que probablemente no son muy conscientes.
Esto no quiere decir que le vegetarianismo o veganismo sean malos. Sin embargo, se deben revisar las razones reales para cambiar la alimentación y evitar deficiencias de hierro, vitaminas, calcio y omega-3, por nombrar algunos.
Es importante reconocer que no todos los cuerpos perderán peso en la misma velocidad, bajar de 500 gramos a 1 kilo a la semana es lo considerado normal, saludable y sostenible. Cualquier producto, batido, suplemento o dieta que prometa más que esto, estará llevándote a restricciones severas en macronutrientes. Algunos batidos muy famosos se ha encontrado que tienen ingredientes como: laxantes, Cola de Caballo (una hierba venenosa), cafeína y Efedra, otra hierba con propiedades “energéticas”, debido a que aumenta frecuencia cardíaca y presión arterial. Entonces, sí, perderás peso, pero con muchas visitas al baño y un riesgo de infarto.
¿Cómo comer?
Sondra Kronberg, fundadora del Instituto Nacional de Trastornos Alimenticios, proporciona pautas que mejorarán la relación que llevas contigo mismo y con la comida
1. Balance
Es sentirse cómodo consumiendo distintos alimentos, se deben consumir porciones adecuadas de proteínas, grasas y carbohidratos. Todos estos macronutrientes están presentes en cada grupo de alimentos, por lo que no hay necesidad de eliminar ningún grupo, a menos que tengas alguna condición de salud específica.
Además, se debe respetar la alimentación intuitiva, comer tanto por placer como por hambre. Ignorar las señales de hambre es un hábito peligroso que puede provocar patrones de alimentación dañinos. Comer por placer es tan importante como comer por hambre porque creará sensaciones positivas en tu cuerpo. Ningún alimento es un enemigo, cada uno de ellos tiene un propósito, ya sea satisfacer el hambre o causar felicidad. Las dietas que rechazan esto con el fin de proporcionar caminos inviables para perder peso, promueven restricciones que facilitan la aparición de un trastorno alimenticio. Todo en su justa medida.
2. Flexibilidad:
Básicamente se refiere a la ausencia de reglas estrictas en torno a la comida. Las etiquetas de “comida chatarra” y “comida saludable” favorecen el juicio interno que te hará sentir mal si un día te comes una hamburguesa. Hábitos alimenticios flexibles consiste en entender que te verás expuesto a ensaladas y pizzas, comida hecha en casa y comida hecha en restaurantes de comida rápida y no pasa nada. Todo en su justa medida. Un buen ejemplo de esto es seguir un estilo de vida como la dieta mediterránea.
Esta flexibilidad se extiende a todos los aspectos de la vida. Es importante que se dé la libertad y la flexibilidad para elegir alimentos no planificados. En lugar de sacarte del momento y empezar a juzgar lo que ingieres, ser espontáneo con las opciones te permite fluir con las situaciones. Además, ningún alimento por sí solo cambiará nada sobre tu salud o peso.
Desviarse de las comidas planificadas o preferidas les ocurre a todos y no es un reflejo de mala salud o falta de autocontrol
El sistema digestivo y nuestra psique
Al otro lado del espectro, ocurre lo que se conocen como atracones. Los atracones son un consumo excesivo de alimentos de forma rápida y más allá de la saciedad en una sola sesión, episodios relacionados a los atracones se observan en personas con dificultad para procesar alguna situación esté ocurriendo en sus vidas. Esto se debe a que el sistema digestivo está profundamente relacionado con nuestra psique, ¿te ha pasado que frente a una mala noticia has vomitado? ¿o se te ha quitado el hambre por completo? ¿comes más de lo normal? ¿o que vas al baño más seguido?
Si empezamos a conocer nuestra relación con la comida y cómo relacionarnos de forma más sana, no solo mejorará tu salud física, también mejorará tu salud mental.
Primero, debes mejorar la relación con tus propias emociones, para que la relación de aquello que le das a tu cuerpo mejore también.
Para poder contrarrestar episodios de atracones se puede implementar una estrategia de mindfulness para reconciliarse con la sensación de saciedad y empezar a disfrutar la comida. Esta consiste en masticar veinte veces cada bocado, sí, veinte veces y jugar a identificar ingredientes o sabores.
No importa si el atracón es de ensalada o de una torta. En la medida en la que más se practique, se hará más fácil recobrar la sensación de control sobre lo que ingieres. Mientras tanto, en paralelo se trabaja lo emocional que está fomentando conductas de atracones, las cuales se relacionan con dificultad para lidiar con situaciones estresantes o fuera de control.
Confía en tu cuerpo, confía en lo que te pide comer, no para comerte tus sentimientos (atracones) sino para mantenerte saludable y feliz.
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