El ser humano tiene escrito en su historia que va a sufrir y que ve a morir. Para hablar del duelo, es necesario además tener en cuenta con quién se habla de éste. Algunos especialistas se suscriben a la teoría de Elizabeth Kübler-Ross frente a las etapas del duelo: Negación, rabia, pacto, depresión y aceptación. Dicho transitar por las etapas debe durar máximo dos años. Este modelo, en realidad, pocas veces en la práctica clínica se manifiesta como lo estipula su autora y eso no necesariamente traduce a un duelo patológico.
¿Que es el duelo?
Empecemos por deconstruir el término, el duelo es una reacción natural del ser humano ante una pérdida y frente a perder lo amado o apreciado. Casi cualquier reacción es esperada, casi cualquier duración es esperada. Porque saber lidiar con la pérdida no es un guión que todos los seres humanos obedecen en su totalidad, es decir, no existen los duelos patológicos, lo que sí existe son los duelos no resueltos.
Aceptación y duelo
Muchos autores exponen que en realidad, el verdadero duelo comienza cuando finalmente se realiza una aceptación de que se va a sufrir y toca adaptarse a una nueva filosofía de vida sin esa persona. Sin ese trabajo, sin esa pareja, sin ese padre, todo aquello vivido antes de aceptarlo es negación del dolor, no duelo. Es por esto que, Viktor Frankl estipula lo que se conoce como la “triada trágica de la existencia”, exponiendo tres situaciones que son ineludibles: la culpa, el sufrimiento y la muerte. Todos los seres humanos en algún momento de nuestras vidas experimentaremos las tres situaciones y, para transitar sobre ellas, es necesario el duelo, y, es solamente gracias al duelo, que lograremos extraer lo que verdaderamente es importante.

¿Es necesario el duelo?
Por ejemplo, hay una familia compuesta por madre, padre y tres hijos. Los padres se dedicaron toda su vida a trabajar abnegadamente, con el afán de darle a sus hijos la mejor vida y las mejores oportunidades posibles. Sin embargo, no se han dado cuenta de que uno de sus hijos sufre de matoneo escolar (bullying) y que emocionalmente lleva mucho tiempo decaído. El chico lo disimula, porque siente vergüenza dado que en su casa el enseñaron a defenderse pero no sabe cómo. Eventualmente, este chico cae en depresión y en una crisis decide quitarse la vida.
¿Es necesario que estos padres y esta familia sufra? Sí.
Es necesario que sufran porque el duelo es lo que le hará entender a esa familia lo que es realmente importante, de lo contrario y muy probablemente no identifiquen qué cosas deben cambiar.
¿Es válida la culpa de sentir que no vieron las señales a tiempo? Sí.
Es necesario que sientan culpa porque frente a una pérdida de este tipo la culpa de sentir que se pudo haber hecho algo más y no se hizo, se manifiesta para hacerle entender a las personas que siempre existirá la posibilidad de cambio. La culpa debe resignificarse mas no quitarla ni afincarse.
¿Esta familia podría llorar la muerte de este hijo por más de dos años? Sí.
Finalmente, no existe un tiempo estipulado de sanación. El propio duelo hará que las personas sanen en la medida en que se permitan vivirlo. El dolor solo se afinca y se mantiene en la medida en que se pelea contra él.
Es cierto que a ninguna persona le gusta sufrir. Es cierto que no debemos buscar el sufrimiento para hacernos mejores, porque entonces el crecimiento y la enseñanza serían postizos y temporales.
¿Qué sí y qué no?
Si nos quedáramos leyendo solo la primera mitad cabe preguntarse ¿entonces de qué sirve un psicólogo en el duelo?. Porque pareciera que no mucho y es real. Cuando se considera que una persona lleva un duelo adecuado, es éticamente incorrecto intentar lucrarse de esto a menos que la persona específicamente manifieste que solo desea unos oídos que lo escuchen y acompañen. Lo más importante es la actitud asumida por la persona frente al duelo, por culpa, muerte o sufrimiento.

Cuando pedir ayuda
Las situaciones que sí ameritan una intervención psicológica por resistencia al duelo serían:
Escapar:
Entiéndase por actuaciones físicas o psicológicas llevadas a cabo por la persona para no entrar en contacto con el dolor. Esto va desde consumo de sustancias psicoactivas, autolesiones o agredir a otras personas, o cualquier actividad que “distraiga” a la persona de lo que realmente siente.
Adormecimiento emocional:
Es un mecanismo que le impide tener contacto con sus emociones, especialmente con el dolor. Esto, además, traerá consecuencias en sus vínculos afectivos y en sus áreas de funcionamiento (familia, trabajo, pareja). Esto NO es igual a una tristeza profunda que hace que no se tengan ganas de nada, esto se refiere a una apatía generalizada en reacción o negación al dolor.
Lástima hacia sí mismo:
Percibirse como una víctima, pensar que Dios o la vida tienen algo personal en contra de la persona y por eso, lo hacen sufrir. Esto en principio es una postura victimizante que inmoviliza a la persona frente a su dolor, al mismo tiempo que le quita responsabilidad de su bienestar, porque habría que esperar que Dios o la vida ya no estén ensañados contra esa persona.
La forma correcta de afrontar el dolor y, por ende, de llevar el duelo: es asumir el dolor y permitirse tener contacto con él.
“Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir ha de aceptar dicho sufrimiento, pues esa es su sola y única tarea. Ha de reconocer el hecho de que, incluso sufriendo, él es único y está solo en el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento ni sufrir en su lugar.
Viktor Frankl

¡NO TE PIERDAS LO QUE VIENE!
Suscríbete a nuestro boletín para obtener nuestras últimas noticias y actualizaciones
Para comentar debe estar registrado.